miércoles, 3 de octubre de 2007

LA RUTA DEL VINO, capítulo 2:LAS PICADAS Y OTROS VERSOS.



La historia de la población –y del barrio en general- puede ser contada utilizando los boliches de trago (legales y clandestinos), como certeros puntos de referencia. Cumplieron la noble misión de proporcionar alivio al sediento y al hambriento, como también fueron lugares de encuentro en los esquemas de relación de la época. Es posible que algunos existan todavía o se hayan creado otros que cumplen un fin similar, adaptados a los esquemas de convivencia de los nuevos tiempos.

El antiguo barrio, dadas sus características particulares, aportaba un número importante de consumidores potenciales: Casa de máquinas San Eugenio, Famae, la Central de leche y otras empresas florecientes de la época. Diferentes rubros laborales, pero con un sello común: todos los funcionarios buenos para el copete. De tal manera, nunca faltó clientela ni ánimo para hacer uso del servicio que ellos prestaban.

El espacio no permite, evidentemente, elaborar un mapa completo, pero sí recordar unos pocos que fueron los muy emblemáticos.

El Chiquito (Bascuñan frente a Siria) Abierto día y noche porque don Efraín, su dueño, había perdido el hábito de dormir. Cuando el hambre se hacía presente, siempre había algo de comistrajo que ofrecer. De amanecida los combinados estaban preparados y se ajustaban matemáticamente a la demanda. Los pacos tenían asegurado el copete para la ronda nocturna.

La Amelia (Bascuñan entre Siria y San Agustín, vereda oriente) Atendido por sus propios dueños y su hijo, el Becho

( labio leporino y bueno para pedirle bechos a su profesora de kinder, la Juanita, en la escuela de la terraza de los colectivos. Comida sabrosa y recia que ponía a prueba a la vesícula en cada intento. Si se sobrevivía al menú diario, uno quedaba a salvo de cualquier peligro gástrico. El puchero se pagaba a fin de mes; el copete al momento de consumirlo.

El Arbolito (Pizarro entre San Agustín y Siria) Botillería aparentemente modesta y con los papeles al día. Una puerta bruja disimulada en las estanterías conectaba con el “privado” de la casa y allí el asunto era diferente. Siempre una buena cantidad de parroquianos gozando de la buena chicha (en verdad de primera) y el chancho que no se quedaba atrás.

El San Jorge (Pizarro entre Siria y San Dionisio) Restaurant formal, quizás el de mejorcito nivel del barrio. En una época compartieron clientela con “El viejo de la pera”, ubicado justo al frente y con lazos familiares. Todo en regla, papeles, patente y condiciones sanitarias. Famoso por la especialidad en chancho. Se notaba (por los autos), que venía gente de otros sectores. Los del barrio, muy de vez en cuando, como los aumentos sueldos...

El Verdejo ( Bascuñan frente a la Amelia ) También conocido como “Las viejas”. Fueron varias las generaciones que dieron cuenta de los perniles, las prietas, los arrollados y los costillares que allí se procesaban. Muy solicitado por los clubes deportivos del barrio, ya sea para celebrar triunfos o consolarse en la derrota. Privados interiores muy agradables y salida segura porque se disimulaba con la escasa iluminación del barrio antiguo.

A propósito del tema, quiero ofrecer un poema en décimas de mi proyecto “SANTIAGO BICENTENARIO)

Con esta segunda parte en donde Enrique Muñoz Abarca (Kiko), aporta lo suyo, iniciamos el 2º capítulo de la zaga: La Ruta del Vino, donde cataban los valientes.

Como ustedes pueden apreciar, tenemos mucho que contar todavía, ¡¡ esten atentos !!.
Nuestro amigo y colaborador en este blog, también quiso hacerse parte de los boliches en nuestro barrio y además de aportar con algunos nombres de cantinas, restoranes, clandestinos y de los otros, nos envía unos versos dedicados a tan digno "oficio"(el tomar).

LAS PICADAS

Es tono de buen santiaguino
el conocer las picadas,
que son materia obligada
en lo de comida y vino,
más un seguro camino

que lleva a la tradición,
especie de bendición
del beber y del yantar;
no se puede equivocar
cuando haga su elección!

Condición de una picada
un local bastante antiguo,
oscuro, medio cochino,
sin cartel, a puerta cerrada,
así la carne (si es mechada),
tomará un sabor distinto,

de la casa será el tinto,
pues los tragos importados
seguro quedan de lado,
así lo dicta el instinto.

La atención, p’a que se informe
no es de trato refinado,
mas si se habla de arrollado
nadie queda desconforme,
por eso nadie se asombre
si en el sánguche’e pernil,
o en el cauceo de a mil,
sale una mosca golosa,
no reclame,( así es la cosa ):
pues lo aliña con perejil !!


Para que Ud. se me oriente
o haga una primera vista
vamos a hacer una lista
de picadas florecientes:

LA PIOJERA, la más recurrente,
EL HOYO, PANCHO CAUCEO,
LOS PUCHOS LACIOS, y veo
que no hay que dejar afuera,

LOS CANALLAS, LA PERRERA
y el RINCÓN ADONDE MEO

Impagable EL QUITAPENAS,
no olvide a LOS POBRES CHINOS,

LA CHOLITA en el camino,
DONDE PEYO, parrillas buenas,
el MEDIO POLLO y sin pena,

LA PLAYA CHONCHI, un sinfín
de mariscos, y en Franklin,
cerca del CABEZA’ E CHANCHO,

LA CHICHERÍA DEL PANCHO
y el gran REY DEL TALLARÍN.

En los próximos capítulos: La Parroquia y sus historias. Domingo en la mañana. Los timbres. Los Clientes. El huaso Mondaca y la guitarra.( todos relacionados con la Ruta del Vino).

Los esperamos en este mismo blog y a la misma hora...

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