viernes, 20 de junio de 2008

¿ Estará por ahí ?, hoy un poblador de la calle 8, El Rosedal.

En esta sección siempre mostramos a nuestros amigos que están dispersos por el mundo o por Chile, y por no vivir en el barrio hemos perdido contacto con ellos.
Pero, ellos aunque ya no viven en el barrio, siempre se recuerdan con nostalgia de él, y dedican su tiempo en recordar sus días de niñez y juventud.

Es lo que le sucedió a Arturo Beghello, y aquí lo dejamos con nosotros para que nos cuente. Transcribiremos un correo llegado al blog, para darnos una alegría de reencontrar a Arturo.

" Hola, mucho me emocioné cuando entré al blog, quién me lo comentó fué mi hermana Julia que aún vive en Florencio Bahamondes, realmente los relatos y lo que se comenta ahí te llevan a un pasado, a una juventud super sana. Tengo más de alguna historia que contar, pero por hoy envío un par de fotos de Don Nino y la Sra. Julia, ellos mis padres que descansan en paz.
Yo nací ahí, en la calle 8 (hoy Rosedal), en el Nº1908, en Agosto de 1946, y viví hasta 1972, fecha en que me casé.
La calle 8 tiene muchas cosas hermosas, muchos romances, amistades, vecinos maravillosos, etc. Más de alguién te dirá, yo los conocí. Saludos a todos."

Hasta aquí el escrito de Arturo, donde también nos envía unas fotos.

Pero también nos envía más información en otro correo, que también lo reproduciremos como una historia.
Recién llegado de fuera del país, especificamente del Japón ( los del barrio son muy viajados, nota del editor), te contaré algo para más adelante contar algo más completo y adjuntar datos y algunas historias.
Nuestra familia vivió al lado de los Montoya, en la calle 8, mi padre tenía en ese tiempo un Ford 1929, que sirvió muchas veces para ir a la maternidad a buscar a los nuevos vecinos ( como uds. se recuerdan habíamos hartos chiquillos en el barrio, el editor).

También mi papá tenía un taller de radios en la calle Antofagasta entre Bascuñan y San Alfonso, la "Radio Chile".
Mi deporte favorito era el ciclismo, mi gran ídolo Andrés Moraga, todos los días íbamos al velódromo San Eugenio, se veían bicicletas que para nosotros eran imposible adquirir, aquí veíamos a otro ídolo ciclista del barrio, Don Exequiel Ramirez (Q.E.P.D.), campeón Panamericano de ciclismo en Buenos Aires, como en el año 1950.

A Andrés Moraga lo veía cuando salía a su entrenamiento y de ahí a las pinturas Raffo y Cía.,¿ se recuerdan de esa pega?.
Andrés es un colorista (hacía cualquier color de automóvil) y estaba catalogado como uno de los mejores.

Hasta aquí los recuerdos de Arturo, y el blog de la Población Pedro Montt, le da la bienvenida y agradece la colaboración prestada y lo esperamos en sus historias que nos contará.
Saludos a tí y a tu familia.

Fotografías: 1) Arturo en Japón. 2) Don Nino Beghello, padre de Arturo. 3) Doña Julia Miranda y Don Nino, sus padres.

1 comentario:

Maria dijo...

"Neruda y el barco de la esperanza"
Neruda desplegó su instinto de solidaridad humana con los exiliados españoles»
El periodista e historiador asturiano presenta hoy en el Aula de Cultura de La Verdad en Elche su último libro, 'Neruda y el barco de la esperanza' Narra la historia de miles de republicanos que, refugiados en Francia, viajaron en el barco Winnipeg para instalarse en Chile
Neruda y el barco de la esperanza (ed. Temas de Hoy). Este es el título del sexto libro del periodista e historiador asturiano Diego Carcedo, que esta tarde será protagonista de una nueva cita del Aula de Cultura de La Verdad de Elche. En su intervención, Carcedo relatará la historia del Winnipeg, un barco que trasladó a miles de exiliados españoles de la Guerra Civil que fueron acogidos por Chile, gracias a la intervención humanitaria y solidaria del poeta Pablo Neruda. Diego Carcedo es conocido, sobre todo, por su carrera periodística en Radio Televisión Española, donde ejerció como enviado especial a conflictos y guerras y como corresponsal en Portugal y Estados Unidos. En la actualidad ocupa el cargo de consejero de Administración del Ente público. Fusiles y claveles, Un español frente al Holocausto o El 23-F. Los cabos sueltos son otros de sus títulos literarios editados por Temas de Hoy.

-Viene a Elche para presentar su último libro, Neruda y el barco de la esperanza, en el que narra la historia del salvamento de miles de exiliados españoles de la Guerra Civil. Transcribe una cita del propio poeta chileno que dice: «Juro defender hasta mi muerte lo que han asesinado en España: el derecho a la felicidad». ¿Fue realmente éste el objetivo de Neruda?

-Quizá éste ha sido el objetivo de su vida con la poesía que nos legó, pero en esta peripecia, ajena a su actividad poética, lo que actuó en Neruda fue un instinto de solidaridad humana, de preocupación por los problemas de los demás y, sobre todo, por el cariño que siempre demostró a España, como así dejó plasmado en su obra. Neruda estuvo en Madrid durante la Guerra Civil como cónsul de Chile y aquí tuvo mucha relación con la generación de poetas de la época: Rafael Alberti, Antonio Machado, Miguel Hernández, García Lorca , de donde le quedó una vinculación enorme a España. También tenía una mentalidad social muy acusada y sabiendo el drama que estaban viviendo estos españoles exiliados en Francia, que vivían en campos de concentración pasándolo muy mal y sin ninguna perspectiva de futuro, reaccionó de una forma humana realmente admirable.

-¿Considera que fue una hazaña heroica de Pablo Neruda o un acto de fe para con las libertades?

-Fue un acto de solidaridad muy fuerte y de reconocimiento a la República y a la lucha que habían mantenido los republicanos, que acababan de perder la guerra defendiendo la libertad, defendiendo la democracia y defendiendo la Constitución. Esto creo que fue fundamental para Neruda, pero creo que también debió mediar mucho su amistad con Rafael Alberti, que fue el que le envió una carta contándole la situación de estos exiliados y pidiéndole que mediara por ellos.

Persecución

-¿Por qué conmovió a los chilenos la persecución de los republicanos por el bando franquista?

-Conmovió sólo a una parte de los chilenos. Mientras sucedía el proceso de organización de la expedición en el barco Winnipeg, se produjo en Chile una reacción muy fuerte en contra de esta peripecia. En el país acabada de llegar al poder un gobierno del Frente Popular, con un presidente de izquierdas; Neruda había trabajado en la campaña para su elección y le convenció para realizar un proceso de emigración de españoles refugiados a Chile, pero la idea obtuvo una reacción muy fuerte en el país.

-Creyeron que llegaba un barco cargado de delincuentes y comunistas

-De terroristas, de violadores de monjas, de delincuentes Se produjo una reacción contraria por parte de los partidos de derechas que estaban en la oposición y de los periódicos conservadores. Esa reacción se manifestó en muchos artículos de prensa, en editoriales muy duros y muy injustos contra los españoles y también en fuertes debates parlamentarios, con argumentos variados basados en la propaganda franquista del momento. Se daba como un hecho que los republicanos eran delincuentes, bandoleros, que quemaban iglesias y violaban monjas. Otro argumento que utilizó mucho la derecha en contra de esta operación es que en Chile, en ese momento, había una crisis muy grande, había mucho desempleo y se sostenía que los españoles venían a quitarle el puesto de trabajo a los chilenos y que esto iba a complicar la economía del país. Se creó una enorme tensión que generó muchos enfrentamientos; el Gobierno de izquierdas de Pedro Aguirre era muy débil y en un momento determinado incluso quiso dar marcha atrás al proceso; también hubo un intento de golpe de estado para impedir la llegada de los españoles a Chile.

-Sin embargo, la historia habla de todo lo contrario.

-Cuando llegó el barco a Chile se produjo un cambio total por parte de los periódicos que habían criticado mucho esta operación. Salieron diciendo que pese al error que cometía el Gobierno, la llegada de los españoles era inevitable y, por tanto, había que recibirlos bien. La acogida fue fenomenal y estos refugiados se convirtieron en unos dinamizadores de la economía, ninguno de ellos se metió en política, que eran lo que temían los chilenos, pero enseñaron a pescar, montaron restaurantes e introdujeron el pescado en el consumo cotidiano, crearon industrias y hubo hasta cinco o seis refugiados que se convirtieron en buenos periodistas.

El tiempo

-Dicen que el tiempo es el mejor aliado para curar heridas y sufrimiento. Repasando hoy el libro, la implicación de Neruda con los exiliados españoles allá por el 39 parece idílica y entrañable pero supongo que, en aquella época, su acción contra el bando de Franco fue peligrosa y arriesgada.

-No, porque Neruda fue retirado de cónsul cuando estalló la Guerra Civil española y regresó a su país. Los hechos del barco sucedieron en el 39 y Neruda se encontraba en Isla Negra escribiendo Canto General. Le llegó una carta de Alberti en la que le contaba el drama de estos refugiados españoles que habían huido a Francia a raíz del derrumbe del frente catalán. Es entonces cuando Neruda se conmueve y va a ver al presidente de Chile para que intente hacer algo para acoger a los exiliados españoles que, por cierto, casi ningún país quiso acoger. Pero Neruda estaba en Chile y no tuvo mayores problemas porque nunca volvió a España. Los refugiados fueron los que verdaderamente pasaron peligro en su éxodo hacia Francia, que fue realmente penoso, porque era enero, nevaba y hacía un frío terrible, muchos murieron por el camino y los que sobrevivieron pasaron mil calamidades y penurias Los franceses al principio no les dejaban entrar, al final cedieron y les mandaron a los campos de concentración en las playas.

-En su libro narra también el episodio de dos cuáqueros que se presentaron en el despacho de Neruda y se ofrecieron a pagar los pasajes de mil exiliados. ¿Por qué llega a implicarse esta organización religiosa en la Guerra Civil española?

-Esta organización religiosa es muy extraña, es una secta que, desde que se fundó, tiene entre sus principios la ayuda solidaria a los más necesitados, y ya lo había hecho en otras guerras y en la contienda civil dentro de España. Dos cuáqueros fueron a visitar a Neruda porque se habían enterado de su proyecto y se brindaron a cooperar con él. Fue además en un momento en el que el principal problema era el económico, porque no había dinero para pagar los gastos del barco. Después de conversar y negociar, los cuáqueros se comprometieron a pagar la mitad del pasaje y así lo hicieron.

-Agnes América Winnipeg fue la primera niña que nació durante el viaje. ¿Sabe si todavía vive?

-Sí, vive en Valparaíso y he tenido contacto con ella. A veces uno quiere ser ambicioso y mezclar muchas cosas, pero he intentado que el libro que no sea producto de mucho dato al objeto de que se lea como si fuera una novela, y por eso lo circunscribo a unos años determinados. Cuento exclusivamente el episodio, ni antes ni después; relato la historia del Winnipeg desde que empieza hasta que acaba, e incluyo un epílogo sobre la suerte que corrieron estos emigrantes españoles. En el caso de Agnes América fue la primera niña que nació en el barco, se instaló con sus padres y ahora ya es abuela.

-Es una historia que en España pasa de largo pero ¿ocurre lo mismo en Chile?

-En Chile la historia es mucho más conocida que aquí. Todos los años, el día 3 de septiembre, aniversario de la llegada del barco, la Agrupación Winnipeg celebra una serie de actividades y van a Isla Negra, a la tumba de Neruda, para rendirle homenaje. Siempre actúa el Coro Vasco, porque durante la travesía se crearon varias agrupaciones corales, una de ellas vasca, que todavía perdura hoy en Chile.

-¿Cómo surge la idea de dedicar un libro a esta peripecia tan humanitaria de Pablo Neruda?

-No hay noticia recurrente, la editorial Temas de Hoy, con la que he publicado cinco libros, me ofreció la historia. Había oído hablar del Winnipeg de rebote y me puse a buscar algunos datos a través de internet. Los leí, sentí un poco de curiosidad y empecé a profundizar en el asunto. Puse a trabajar en el asunto a una chica documentalista que me descubrió a un sobreviviente en Mallorca. Luego entré en contacto con Chile, donde sobreviven unos 250 exiliados españoles que llegaron en aquel barco.

-¿Le cautivó la historia desde el principio?

-Yo soy periodista y los periodistas funcionamos por lo que intuimos que puede ser de interés para los demás, más que por sensaciones personales. No quiero pecar de frío -cosa de la que tengo cierta fama-, pero no me emociono fácilmente y no me apasiono por las cosas demasiado. He escrito diferentes historias solidarias y cuando me contaron la historia me pareció interesante para publicarla y para que fuese conocida. Conforme fui profundizando en la investigación, la historia me fue pareciendo cada vez más interesante. Me fue interesando mucho y por esto está aquí, pero cuando escribo lo hago porque soy periodista e historiador, y procuro acercar la historia a la gente.
Mil besos desde España de
Maria LLácer