lunes, 23 de junio de 2008

A RAÚL RAMOS , sus amigos.

Se nos fue un gran amigo.
Siempre está con nosotros Raúl Ramos, saludando muy atentamente y siempre colaborando para nuestro blog (aportó bastantes fotos y lo comentaba con todo el mundo, para que lo visitaran), o recibiendome en su casa junto a Hilda su esposa. Además de montones de veces donde nos juntamos por nuestra proximidad con la familia González de la calle 8, que era su calle.

De Raúl podemos estar conversando, mucho más que estas páginas que dedicaremos, solo haré un pequeño recuerdo.
Cuando Eddy nos contaba, que en aquellos tiempos tocaban la guitarra y cantaban acompañando a cuanto amigo deseara hacerlo, y lo otro fue en su despedida, cuando me encontré con un muchacho de la calle 8 (su nombre es Miguel), y él comentaba como Raúl le dió su primer trabajo después de salir del Liceo Aplicación (Raúl tenía un pequeño taller, donde reparaba algunas piezas de los telares de la Fábrica Yarur).

Y que mejor homenaje a Raúl Ramos que este escrito de nuestro amigo y colaborador del blog, Enrique Muñoz Abarca (Kiko Cejilla para muchos), donde recrea una de las tantas "tocatas" junto a Raúl.

Los dejo con Kiko...

Despedida a un amigo.


Raúl Ramos:


Fue muy curioso. Una llamada de Montreal, de la familia González, me dio la mala noticia que habías partido ya hace algunos días. Gran pena y sorpresa, además por no haber tenido la oportunidad de poder saludar y acompañar a tu familia en el triste acontecimiento. De manera que aprovecho esta carta para hacerles llegar mis condolencias y agregar algunas líneas con recuerdos de nuestra grata convivencia.


Como recordarás, nos conocimos por los setenta, por la familia González, cuando aún don Balbino desempolvaba su viejo banjo y nos regalaba temas de su antiguo repertorio y la Olguita todavía trinaba con propiedad. Nunca hubo rivalidad musical sino por el contrario, un interés mutuo por los lenguajes que cada uno manejaba. Tu eras un legítimo heredero de la guitarra y el cantar popular tradicional y yo, dos generaciones más abajo, estaba en plena búsqueda de nuevos lenguajes y de una identidad musical que llegaría años más tarde.


Y así empezó una grata convivencia musical. De tu viejo cuaderno fueron saliendo canciones para ser interpretadas en familia, sin otro objetivo que gozar de la música y la amistad. Fueron muchas las oportunidades en que compartimos aquel escenario familiar. Una época que todavía añoro intensamente. Un detalle muy decidor: no recuerdo haberte visto nunca atravesado ni musicalmente ni anímicamente ni menos alegando por el repertorio. Todo era bien recibido y al parecer la música nos hacía felices y punto.


Vino un largo período de distanciamiento por la época que nos tocó asumir sin desearlo, hasta que nos reencontramos en la casa de Eddie y pudimos revivir aquel antiguo repertorio y gozar de la compañía mutua. Hermosa velada, creo que las cantamos todas.

Pero la vida es un ser para la muerte y en eso no hay sorpresa posible. Las personas pasan, pero queda lo vivido en plenitud. Ya habrá otro momento en que nos volvamos a topar, de manera que dile a Balbino que se prepare para que volvamos a atacar un vals peruano o un fox-trot celestial.


Con mucho cariño.

Enrique (Kiko) Muñoz Abarca.


En la fotografía, vemos a Raúl Ramos, siempre al lado de su compañera Hilda Maraboli.



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