Llegan los veranos y todo gira alrededor de como salir de Santiago a pasar unos días cerca del mar, claro que en los tiempos de jóvenes que estábamos (años 60), nadie tenía un cobre en el bolsillo...
Pero dejemos que Enrique muñoz (Kiko), nos cuente esta historia, ya que él fue un protagonista más del grupo... aquí sigue Kiko.
Quintero, ¡Qué lástima! ¿Qué te han hecho? Por allá por los lejanos 65’, un grupo de amigos decidió que las vacaciones de verano debían ser en el balneario de Quintero. El grupo estaba compuesto, más o menos por los hermanos Hidalgo (Humberto, Jaime y Chalo), Carlos Alarcón (Chobi), Hugo Lagos (Chuchula), Hipólito Maulen (Pin), Carlos Figueroa(QEPD), Mamiro Zamora, Changai Vásquez, Lucho Herrera, Sergio Demarco y quien escribe estas líneas.
Se hicieron los contactos iniciales y la familia Ahumada, de la calle Juan Espejo nos cedió un espacio en un sitio que recién habían adquirido. Se sumaron, además el resto de la familia Demarco en un camión- casa equipado para tal efecto.
El grupo se organizó espontáneamente, se juntaron unas pocas platas para los insumos básicos y allá aterrizamos con un proyecto de carpa (puras tirillas) y hartas ganas de pasarlo bien y estirar el presupuesto hasta cuando fuera posible.
Fue una experiencia inolvidable de aprendizaje, de convivencia, de ganar habilidades para sobrevivir y pasarlo bien con los recursos mínimos. En mi caso, como hijo único, creo que fue la instancia más valiosa en cuanto a desarrollar tolerancia y enfrentar la visa posterior con un criterio más amplio.
Quintero, por su parte, nos regalaba su belleza natural, su estilo de vida simple y pueblerina. Las noches se amenizaban con interminables fogatas donde afloraban los talentos naturales, los músicos, los humoristas, los declamadores y los mentirosos por naturaleza .
Retomo estos gratos recuerdos porque hace pocos días, y después de mucho tiempo volví a Quintero. Está hecho un asco; sucio, pobre y descuidado. La naturaleza sigue aportando lo suyo, pero en verdad cuesta gozar del panorama obviando la mugre y el deterioro. El papagayo ya no existe; en la playa de los enamorados los árboles se quemaron, la conchitas es un basural entregado a concesionarios que no recogen un papel y la costanera se cae a pedazos. Sólo se salvan los roqueríos del faro (nuestros terrenos), porque todavía llega poca gente al lugar.
¡Pobre Quintero! Una experiencia triste que contrasta con los bellos recueros señalados al comienzo.
Bien dicen que no es bueno volver a la aldea de la infancia porque todo lo hermosos sólo existe en la memoria…Enrique Muñoz Abarca.
En las fotos: 1) Julita, Doris, Maru, Kiko y Sergio. 2) Jaime, Pelu, Hugo, Lucho, Chalo, Julita, Sergio, Doris, Maru y el perro de la casa. 3) Los mismos que en la foto 1 y 2, más los padres de Doris y Sergio.
Fotografías del baúl del recuerdo de Maru Ahumada, en las fotos vemos también a la familia Ahumada y la familia Demarco.
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